Beneficios de la lactancia materna
Alimentar
a pecho a su bebé tiene muchas ventajas. Quizás lo más importante es saber que
la leche materna es el alimento perfecto para el sistema digestivo de un ser
humano cuando es un bebé. Contiene las vitaminas y los minerales que un recién
nacido necesita y todos sus componentes— lactosa, proteínas (suero y caseína) y
grasa— son fácilmente digeridos por el sistema aún no desarrollado de un recién
nacido. Las fórmulas comerciales intentan imitar a la leche materna y se
acercan a ello, pero la composición exacta no puede ser duplicada.
Además,
la leche materna contiene los anticuerpos que protegen a los bebés de una gran
variedad de enfermedades infecciosas, incluyendo la diarrea. Estudios de
investigación indican que los bebés que han sido alimentados con leche materna
son menos propensos a desarrollar ciertos problemas médicos.
Alimentar
a los bebés a pecho beneficia también a las madres. Quemar calorías y ayuda a
reducir el tamaño del útero, lo cuales ayuda a volver a estar en forma más
rápidamente. Alimentar con el pecho también protege a las madres del cáncer de
seno y de ovarios.
Algunas
madres consideran que alimentar a pecho es más fácil y más rápido que utilizar
fórmula y biberón; no necesita preparación y no se quedan sin leche a media
noche. Además, es más económico. Las madres que alimentan a sus bebés con leche
maternal necesiten comer más y puede que necesitan sujetadores y compresas especiales
para la lactancia, una bomba de extracción y otro tipo de equipamiento. Estos
gastos extras generalmente son menos costosos que el precio de la fórmula.
Alimentar
a los bebés a pecho también satisface las necesidades emocionales tanto de las
madres como de los bebés - el contacto entre la piel de ambos puede aumentar la
conexión emocional y proporcionar un alimento completo puede ayudar a las
madres a ganar confianza en su capacidad de cuidar a sus bebés.
Considerando
las limitaciones
Con
todos los beneficios que aporta alimentar con leche materna ¿Por qué no lo hacen
todas las madres?
Alimentar
a pecho requiere de un compromiso por parte de la madre. Algunas se sienten
limitadas debido a las constante atención que requiere un recién nacido que
tenga que ser alimentado. Debido a que la leche materna se digiere con más
facilidad, los bebés tienden a alimentarse más a menudo que los que toman
fórmula. Esto significa que las madres tendrán que atender a sus bebés con una
frecuencia de 2 a 3 horas durante las primeras semanas. Esto puede cansar a las
madres, pero no pasará mucho tiempo hasta que los bebés requieran alimentarse
con menos frecuencia y duerman más de noche.
Algunas
madres primerizas necesitan volver al trabajo o separarse de sus bebés de vez
en cuando por otras razones. Algunas de estas madres optan por alimentar a sus
bebés con fórmula para que quienes se encarguen de cuidar a sus bebés puedan
hacerlo con el biberón. Las madres que deciden seguir alimentando a sus bebés
con leche materna pueden utilizar una bomba de succión para extraer leche y
depositarla en el biberón de forma que sus bebés puedan recibir los beneficios
de la leche materna, incluso cuando la madre no está cerca.
Otros
miembros de la familia (los padres en su mayoría) puede que quieran compartir
las rutinas fundamentales de cuidar al bebé y participar en su alimentación.
Cuando la mamá está alimentando al bebé con el pecho, el padre y los hermanos
puede que quieran estar cerca. Ayudar a la madre a que se ponga cómoda o
incluso alcanzarle una mantita para ayudar al bebé a eructar cuando la madre lo
necesite, los hará formar parte de la experiencia. Una vez que se establece el
hábito de alimentar al bebé con leche materna, otros miembros de la familia
podrán colaborar dándole al bebé el biberón con la leche materna cuando la
madre necesite descansar.
Algunas
veces una mujer puede sentirse avergonzada o aprensiva respecto a la lactancia.
Estos sentimientos generalmente desaparecen una vez que el procedimiento de la
lactancia se lleva a cabo con éxito. Generalmente es útil buscar apoyo y la
perspectiva de quienes han tenido la misma experiencia. La mayoría de los
hospitales y centros de nacimiento pueden proporcionar instrucciones completas
a las madres primerizas sobre técnicas para alimentar al bebé. Su pediatra,
enfermero(a) de práctica o su enfermero pueden responder a sus preguntas o
ponerla en contacto con un consultor en lactancia o con un grupo de apoyo.
En
algunos casos, la salud de la madre puede interferir, con su habilidad de
lactar a su bebé. Por ejemplo, las madres que están bajo tratamiento de
quimioterapia debido al cáncer y las madres que están infectadas con el
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (HIV, el virus que causa el SIDA) no
deben dar alimentar a sus hijos con leche materna. Si usted tiene una condición
médica y debe tomar medicinas regularmente, o si usted o su bebé se enferman,
hable con su doctor sobre si es recomendable dar el pecho a su bebé. Si usted
ha dejado de lactar a su bebé temporalmente, es importante continuar extrayendo
la leche materna del pecho para mantener su producción.
En
algunas situaciones puede que no sea posible alimentar con leche al bebé, por
ejemplo, cuando el bebé está enfermo o cuando es prematuro. Las madres deben
hablar con el doctor de sus bebés sobre cómo extraer y guardar la leche. Incluso
si el infante no puede alimentarse directamente del pecho, la leche materna
puede ser administrada mediante un tubo o un biberón.
Algunas veces las madres que tienen los
pezones invertidos pueden tener dificultades, pero con la ayuda de un consultor
de lactancia este problema puede remediarse. Del mismo modo, las mujeres que
han sido sometidas a cirugía plástica en el pecho pueden dar el pecho a sus
bebés con éxito. Asegúrese de hablar con su doctor en caso de tener algún
problema.
Evite
el usar chupetes o biberones hasta después del primer mes de vida. Darlos a
conocer al bebé antes de alimentarlos con pecho está relacionado con la
confusión del pezón, en inglés, "nipple confussion", y puede hacer
que el bebé deje de querer alimentarse con leche materna.
Revisado
por: Mary
L. Gavin, MD
Fecha de Revisión: septiembre de 2011